NUEVA YORK (AP) — Pedro Hernández no había llamado mucho la atención de la policía antes que los detectives llegaran a la puerta de su hogar en los suburbios de Nueva Jersey por una pista una mañana de mayo de 2012. Siete horas más tarde, las cámaras de vídeo de los investigadores comenzaron a grabar mientras él admitía haber matado a un niño de seis años, cuya desaparición en 1979 ayudó a iniciar un movimiento nacional para buscar a los menores perdidos.