Madrid, 7 jul (EFE).- Mikel Goñi es un niño de 6 años que sufre el síndrome de Dravet, que le provoca continuas convulsiones que pueden ser mortales. Por eso, sus padres no pueden separarse ni un segundo de él y se turnan cada noche para abrazarlo en la cama pidiéndole a Dios que no se duerman en ningún momento.